El Athletic será riguroso en Mánchester

El Athletic deberá derrotar por cuatro goles al Manchester United en Old Trafford para jugar la final de la Europa League en San Mamés. Tendrá que ser riguroso. También lo fue el colegiado con Dani Vivian. Una tarjeta roja directa y un penalti sobre Rasmus Hojlund condicionaron la noche de este jueves en Bilbao. Debía ser eufórica, una previa a la conquista del ‘Teatro de los Sueños’ y, al final, se trocó en el eco de tambores de guerra.
El asunto del que se hablará durante toda la semana se dio poco después de la media hora inicial. Para entonces, los de Ernesto Valverde ya perdían por la mínima. Ante un pase raso que Mazraoui dispuso desde la banda, Hojlund esprintó con Vivian detrás. El central le agarró el hombro o se apoyó en él y, a ojos del colegiado en primera instancia, no lo desequilibró. Requerido por el VAR para acudir al monitor de la banda, entendió que sí y le expulsó.
El danés estuvo inteligente dejándose caer cuando notó que el español le molestaba, pero a la grada le llamó poderosamente la atención semejante mazazo por parte de los jueces. Una acción previa de Alejandro Garnacho, que tocó, con la mano, la pelota cuando la controlaba en la frontal de la caja de Julen Agirrezabala, encendió aun más a los aficionados que pudieron ver esta situación repetida. El enfado es catedralicio.
Desde que contó con un jugador menos, el Athletic se vio incapaz de levantar el partido. Era comprensible: ya en el once contra once, la cita estaba siendo de lo más competida. El Manchester United estaba convencido de que sus opciones pasaban por exprimir la banda izquierda y buscar a Garnacho entre líneas. Por el carril, Óscar de Marcos taponó a Patrick Dorgu; por la vía argentina, sí que se abrieron grietas en el sistema anfitrión.
Las instrucciones de Ernesto Valverde eran claras. había que neutralizar la calidad individual de los ‘red devils’ yendo al choque y recurriendo a cuantas faltas fueran necesarias. De quien quizá no había tomado nota es de Manuel Ugarte, cuyo poderío tiende a ser defensivo y que, en esta ocasión, brilló con dos asistencias de creador de juego. Primero, impulsó la apertura de la lata y, antes del descanso, el 0-3.
En la primera diana, recibió un centro de Harry Maguire y lo redirigió a los alrededores del segundo palo con la cabeza. Allí, esperaba un Casemiro que remachó, con la frente, a placer. Los ‘leones’ no imaginaban -porque nadie lo imaginaba- que el ‘5’ de Rúben Amorim se vestiría de carrilero y, con un par de recortes de especialista, se iría de Mikel Jauregizar para servir un esférico teledirigido hacia el ’25’ y, a la postre, el ’18’.
En el tercer gol, Ugarte se inventó un pase de tacón desde la media luna de la frontal para que Bruno Fernandes definiera, con el interior de la bota diestra y alzando la pelota, ante Agirrezabala en el uno para uno. El luso también resolvió de esta forma su lanzamiento desde los once metros, el de la tarjeta roja a Vivian, aunque sin necesidad de apurar tanto porque se centró en confundir al portero con una carrerilla lenta a la espera de que se venciera al lado opuesto al de su selección, el derecho.
Quedarse con un jugador menos condicionó los planes de un Athletic que, en los primeros compases, estaba siendo el que más ocasiones generaba. Un testarazo de Iñaki Williams, un chut de Álex Berenguer desde la frontal, otro que sacó Victor Lindelöf bajo palos… Si alguien debía adelantarse en el marcador, todo apuntaba al bando rojiblanco. Ahora, todo apunta a Mánchester. La rigurosidad será obligatoria.